martes, 30 de marzo de 2010

Con pasteles de esperanza nunca se llena la panza

Después de hartar a todos con mi mismo pastel de chocolate (preferido por mi) e intentar asesinar a mi hermano quemándolo con leche condensada cocida al hacer otras recetas de pasteles "normales", decidí que era hora de dar el siguiente paso.

Por mis 14 o 15 años, comencé a comprar "Vanidades", una revista que traía algunas recetas que me gustaban, chismes de los famosos y las novelas de Corín Tellado que estimulaban mis sueños de adolescente (viejos tiempos).

El problema con el que me encontré inmediatamente, fue conseguir los ingredientes, ahí me hablaban de crema batida o nata montada (dependiendo de donde venía la receta y la revista), piña o ananá, duraznos o albaricoques, plátano o banana y algunos casos así.

Lo primero era interpretar la receta y detectar aquellos ingredientes que no conocía que eran y buscarlos en un diccionario (No había internet queridos :D), casi siempre los encontraba en la británica (una enciclopedia que mi papá había comprado, con un montón de tomos). Una vez que ya lograba "traducir la receta" comenzaba a prepararla.

La primera receta que me resultó desafiante y que quise probar era un pastel de fresas con crema. Lo pensé mil veces y por fin me atreví. Tenía 15 años.

Por aquel entonces sólo había media crema nestlé y una crema que recuerdo se llamaba Eugenia, sólo que ninguna de las dos servía para los efectos requeridos pues una nunca se esponjaba (no subía) y la otra tenía un dejo agrio al final (no era ni sour cream ni crema dulce, estaba entre azul y buenas noches). Lo dejé por un tiempo hasta encontrar la solución a mi problema.

Un día en una de las recetas, venía el nombre de un producto que servía para "hacer" crema batida. Se llamaba Dream Whip. Obvio que jamás lo había oído mencionar, pero estaba decidida a encontrar ese producto. Debo decir además que, en esa época, tampoco existían en anaquel una cantidad infinita de productos americanos que hoy se encuentran facilmente (no existía el tratado de libre comercio ni la globalización).

Así las cosas, uno debía averiguar donde encontrar productos americanos y buscarlos como si fuera "mercado negro", estos productos no estaban a la vista pues a los comercios que los vendían los multaban y hasta podían cerrarles el negocio. En el mercado de Ciudad Obregón (donde viví mis primeros 30 años), alguien me dijo que había una tienda que se llamaba "La libertad" la cual, haciendo ejercicio de su nombre, expendía productos como esos, no sin antes hacerlo pasar a uno por un proceso un tanto extraño, de miedo y divertido para mi edad.

La primera vez que llegué a la tienda, creí ingenuamente que sería fácil encontrar el Dream Whip, jajajaja, la tienda era muy chiquita pero no lo encontré, después de dar vuelta por los pasillos detalladamente, me rendí, fui y con mi voz normal de cliente, le pregunté a la cajera si tenían el producto que buscaba.

Me vio con unos ojos de "pistola" (así decimos por acá) y me susurro despacio "no digas nada" y luego me contestó en voz alta "no, no los manejamos aquí", acto seguido, ablandó la mirada y me dijo en voz muy baja: los tengo aquí, cuantos sobres quieres?, yo pregunté despacito, cuanto cuestan?, 30 pesos, me dijo.

Me quedé de un pieza, sólo traía 100 pesos para comprar todos los ingredientes (ilusa de mí), lo cual era muucho dinero por esos tiempos. Sólo por darles una idea mi mamá ganaba alrededor de 2000 pesos al mes y con eso nos mantenía. Así que, utilizar 100 pesos del salario de mi madre para hacer un pastel me hacía sentir un remordimiento de conciencia de poca.

Ni modo, eran tantas mis ganas de hacer el pastel de fresas con crema que compré 2 sobres. La cajera abrió una caja que traía 4 paquetitos, sacó 2, los metió velozmente en una bolsa de papel estraza, dijo, son sesenta pesos, sal con cuidado y haz como si no hubiera pasado nada; Cielos!!, sentía que en cualquier momento aparecería un policía preguntándome que llevaba ahí y me las quitarían.

Seguían las fresas, sólo me alcanzó para comprar una canastilla de las 2 o 3 que requería... mmjjmm.. Llegué a la casa medio frustada, pero dispuesta a probar la receta.

Le conté a mi amá lo que me había pasado y se rió, le contesté entre enojada y molesta (aceptaba nuestra situación pero me frustaba) que no me iba a salir el pastel igual que en la receta. Ella me dijo algo que siempre repite cuando ve que no me saldrá o salió bien alguna de mis preparaciones: "No va a pasar rodando" (era una frase muy usada por las señoras cuando hacían tortillas de harina y no salían redonditas como se debía), después de eso añadió el consabido "de todas maneras nos lo comeremos".Mmjjmmm.

Siendo así, era hora de comenzar. Preparé la masa e hice el pastel (que no era de caja), dejé que se enfriara, estaba desesperadísima por ello y lo tentaba a cada rato. Por fin se enfrió.

Comencé a preparar el polvo de un sobre de los que había comprado en el "mercado negro". Se suponía que debía combinarse con leche, usé un poco de leche y de inmediato sentí que no subiría lo suficiente y que la mezcla estaba "floja",mmmmm, mala señal. Decidí usar, con el otro sobre, un poco de media crema, que había que dejar enfriar. A esperar otra vez.

No he dicho que la ciudad donde nací y vivía es una ciudad de temperaturas muy elevadas en el verano (llega a unos 48° C a la sombra y es muy húmeda, como sauna). Si, a eso, le añadimos nuestra situación económica, pues olvídense de aire acondicionado, lo más que había era un cooler (aire húmedo con bomba de agua) por supuesto, uno mediano que estaba en la cocina. No es necesario decir que, así, era muuucho mas complicado preparar un pastel frío.. Sentí, que me estaba brincando pasos, que estaba yendo muy lejos de golpe.

Una vez fría la media crema añadí un poco y usé el otro sobre de dream whip. El resultado fue mejor, seguía floja, pero ya no tanto, junté las 2 mezclas, la de leche y la de media crema y no mejoró, no podía usarse como crema batida!.

Casi lloro, debo haberlo hecho, la metí en el congelador del refrigerador y me puse a pensar en que haría. Comencé a limpiar las fresas y partirlas en minúsculos pedazos para poder que alcanzara para las 2 capas del relleno con sus 3 capas de pastel. Hasta antes de esto, yo sólo había hecho pasteles de 2 capas. La presión aumentaba, me daba cuenta que la crema estaba medio aguada y sólo alcanzaría para una capa.

Que hacía?, Que hacía?. se me ocurrió intentar algo que, aunque no era la mejor solución, me permitiría no echar a perder todo la que había hecho y el dinero gastado. Decidí preparar un merengue sólido con limón y azúcar glass y añadírselo a la crema. Funcionó perfecto. No tendría el mismo sabor pero al menos sabía a crema y la mezcla hacía los picos requeridos. Yo no lo sabía pero había hecho sin saberlo una crema llamada Chiboust (muchos años después lo sabría).

Ok. ahora seguía "montarlo". Pacientemente, lo hice, una capa de pastel, una capa de crema y fresas partidas con un poco de azúcar glass. Así 2 veces más hasta terminar con la última capa de pastel. Se supone que había que dejarlo en el congelador 4 horas (los congeladores eran con escarcha no había de otros), jajajaja. Tan poca paciencia tenía, que con trabajos, aguanté 2.

Próximo paso, con que cubrirlo y decorarlo. Ya no había más polvos, híjole, tendría que ser con merengue.

Comencé a cubrirlo pero como no había transcurrido el tiempo descrito, aún no estaba lo suficientemente "duro para sostenerse, jajaja, ponía el betún y el pastel se iba de lado, como en la bella durmiente, cuando las hadas le preparan su pastel de quince años.

No había marcha atrás, para quien no lo sabe, al merengue en el congelador se le hace una capa de agua y eso empeoraría la situación y créanme, yo no estaba preparada para eso. Decidí afrontar las consecuencias de mis actos y seguir como iba.

Completé la cobertura del pastel, aún yéndose de lado y como todavía no sabía decorar muy bien, hice unos pequeños detalles con una duya y le puse una fresa de adorno (la más bonita, porque sólo pude dejar una para el adorno :p).

Me quedé contemplándolo.... algo así... como unos 5 minutos, porque comenzaba a colapsar. Antes de que terminara colapsado en la mesa, llamé a mi madre, que, como buena madre diría: ayy hija esta precioso!!, jajaja.

Leonel mi hermano y Paty su esposa, estaban en casa de visita, uff, afortunadamente iba con ella, pues mi hermano es muy criticón, porque también le gusta cocinar y lo hace bien. Obvio mi cuñada siempre ha sido mucho más accesible y suele estimularme en lo que hago :D.

Les serví a todos los que estaban ahí y me senté a ver que cara ponían. Nunca he comido mis pasteles, luego les contaré porque.

Para mi sorpresa, no había salido tan malo. Debe haber sido así, nadie protestó ni dejó pastel en su plato (o quizá vieron mi cara de interrogación y pensaron que me traumaría si decían algo que me desmotivara).

Al rato llegaría Alfredo, "Pomponio", por aquellos tiempos, -los ridículos nombres de novio que se pone uno no?- el que ha aguantado todas mis pruebas, pero ha sido mi crítico más honesto. Se comió un pedazo y pidió otro más... óoorale, realmente no había salido tan mal.. o me quería mucho, jajajaja.

Me senté a contemplarlo, el pastel aún pandeado, más, para nuestra condición económica y la dificultad de conseguir y comprar los suficientes ingredientes, había sido casi una obra maestra.

Había dado un paso adelante, con su correspondiente adrenalina quemada y su enfrentamiento con la realidad, pero adelante al fin.. Yeaaa!

Me sentí feliz, diría como aquel programa español de TV que pasaron mucho tiempo después:

Prueba Superada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis respetisimos, no se por qué pero me siento muy identificado con sus historias, no he dejado de leer y quiero más, me parecen muy interesantes tanto las historias como su trabajo, he visto las fotos del producto final y me imagino el proceso y me siento emocionado, algo raro para simples postres, espero poder aprender algo más de usted, me declaro oficialmente su FAN. Saludos y espero se encuentre muy bien

Rosal dijo...

WoW, Mil Gracias, amén de la familia (que siempre lo quiere a uno mucho y nos echan porras), sólo he tenido 2 personas más que me han hecho comentarios, pero de este tipo.. muy pocos. Gracias por hacerme el día, siempre es grato encontrar almas gemelas que entiendan lo que uno intenta transmitir. Un abrazo

Anónimo dijo...

Queremos más blog! Más pasteles! Más histórias! D.-

Lorenzo Chávez dijo...

Soy el primero anonimo Lorenzo Chávez (amigo de Amy), pero no tengo cuenta Blogger por eso puse mi post en anonimo, la verdad muy interesantes historias que bueno que le agrado mi comentario, y sin duda alguna compraría un libro con esas historias que ademas de entretenidas te transmiten algo, en mi caso el saber que no soy el unico terco que le salen medio mal las cosas(o mal) pero trato de arreglarlas xD y experimento con mi familia; espero este muy bien =) un saludo.